20.11 - DE CHRISTCHURCH A NELSON - BONUS TRACK: TREN, PEDALEO, DESALOJO Y LLEGADA ANTICIPADA

Teniendo en cuenta que aún me quedan ganas y tiempo, decido hacer un último tramo en bicicleta de 140 kilómetros, entre Picton y Nelson. Arranco el día temprano, desayuno, me voy hasta la estación de tren, hago el check-in, y a las 7am estoy saliendo en tren desde Christchurch con destino a Picton. El tren es muy cómodo y moderno, recorre el extremo norte de la costa este de la isla sur de Nueva Zelanda, con un contexto paisajístico de los más famosos y bellos del país. Con música en los auriculares, por supuesto, observo cómo el tren va recorriendo su camino junto al mar a la derecha, y la izquierda los campos verdes repletos de ovejas y vacas, con montañas nevadas de fondo. Una verdadera postal de Nueva Zelanda. Luego de un placentero viaje, llego a Picton al mediodía, así que me preparo un almuerzo súper calórico en mi cocina junto a la playa. Descanso algunos minutos para hacer la digestión, y a las 2 de la tarde estoy nuevamente sobre la bicicleta pedealeando luego de más de tres días. No planeo hacer grandes distancias hoy, así que pedaleo relajado, de hecho hasta ni me pongo el casco ni las calzas, lo cual en este último caso fue un gran error que trajo como consecuencia un interesante dolor y paspado en las zonas correspondientes. En fin, pedaleo a buen ritmo, extrañaba bastante pedalear así que voy andando y disfrutando del paisaje, primero recorro valles con montañas repletas de pinos, luego el valle se abre y aparecen numerosos viñedos, que es la actividad principal de la zona. Hago con facilidad unos 70 kilómetros, justo al entrar a Havelock me agarra la lluvia así que aprovecho para descansar y comer unos “fish and chips”. La lluvia no dura mucho por suerte así que continúo camino por unos 20 kilómetros más, en donde hay un área de picnic junto al Pelorus River, en donde me agarra la lluvia de nuevo, así que me detengo y decido acampar ahí, siendo alrededor de las 8 de la noche, y luego de haber completado 90 kilómetros en una tarde. Armo la carpa en un lugar increíble bajo los árboles y con vista al río azul, me pongo ropa seca y me dispongo plácidamente a leer, con el placer de estar pasando la última noche de mi viaje en la carpa y en semejante lugar. De repente siento que se detiene un auto en el estacionamiento, se me acerca un tipo a la carpa, que resulta ser el dueño del camping que está un kilómetro más adelante, diciéndome que no puedo acampar ahí -efectivamente hay un cartel que así lo dice- e invitándome a retirarme del lugar. Trato de explicarle que me agarró la lluvia, que pedaleé 90 kilómetros en 6 horas, además de que no tengo dinero para pagar el camping -lo cual no era cierto, pero me di cuenta que lo único que le interesaba era que vaya a acampar a su camping, y vino a prepotearme, lo cual aún más me molestó- pero en fin el tipo no entra en razón, me repite que si quiero acampar lo tengo que hacer en su camping, y si no me voy va a llamar a la policía para que me pongan una multa de U$S1000. No puedo creer la situación, hace 10 minutos estaba en la más ideal de las situaciones y ahora me encuentro que son las 9 de la noche, está lloviendo, y tengo que desarmar la carpa. Para no meterme en problemas decido entonces desarmar la carpa, pero me indignó tanto la prepotencia del tipo y el hecho de que más que “proteger el lugar” lo único que le interesaba era hacer dinero, decido entonces no darle ni un solo centavo, y analizando un poco la situación decido ponerme a pedalear de vuelta. Me quedan 50 kilómetros hasta Nelson, está lloviendo y son las 9 de la noche, sumado a que acabo de hacer 90 kilómetros en lo que va de la tarde. Decido probar entonces y ver si acampo por ahí más adelante, o si me quedan fuerzas llegar hasta Nelson, por suerte conozco el camino porque ya estuve pedaleando ahí antes, así que sé que tengo dos cuestas muy empinadas por delante, y varias bajadas con curvas pronunciadas. Sigue lloviendo, si bien no muy fuerte, por suerte no hace frío casi, así que como de costumbre recuerdo circunstancias anteriores peores en que estuve pedaleando y concluyo que las cosas podrían ser peores! Ya es definitivamente de noche, tengo mi linterna frontal en la cabeza y dos luces titilando en la parte trasera de la bicicleta. El camino es muy peligroso, lleno de curvas, banquinas angostas, no es mucho lo que se ve del camino adelante, los vehículos que me pasan por suerte me ven y lo hacen a prudente distancia. Pedaleo así una hora y media en la absoluta oscuridad y silencio, la ruta está rodeada de bosque y montaña, y con lluvia fuerte nuevamente. Si bien soy consciente de lo peligroso de lo que estoy haciendo, disfruto sin embargo la adrenalina que me produce estar pedaleando en el medio de la nada y en absoluta oscuridad y silencio. De hecho hasta puedo escuchar sonido de animales –o lo que sea que es- moviéndose en el bosque!









Luego de pasar la primera de las cuestas empinadas y extenuado de cansancio me detengo por un instante a tomar agua y comer unas galletas en la absoluta oscuridad. Pasan algunos vehículos, me pregunto qué pensarán al ver a un loco empapado en plena oscuridad andando en bicicleta un sábado a la noche. Estoy a punto de continuar, me quedan aún 30 kilómetros, cuando pasa una van, se detiene a los 100 metros, pega la vuelta, se acerca y el conductor me pregunta si estoy bien, parece sorprenderse cuando le digo que sí... Ofrece llevarme a Nelson, a lo cual no dudo mucho en decirle que sí, tuve una dosis suficiente de adrenalina y aventura, pero como siempre por encima de todo está la seguridad. La situación es realmente peligrosa así que decido no seguir arriesgándome en vano. Cargo mis cosas en la van, contento de haber tomado la decisión de subirme, ya que al instante se larga un diluvio, y la ruta se ve muy peligrosa, no se ve prácticamente nada. En fin, y sin pensar que el día se iba a terminar desarrollando así -en ese momento podría haber estado durmiendo plácidamente en mi carpa bajo la lluvia- llego entonces a Nelson casi a la medianoche, me dejan en el centro y doy las gracias por el aventón, pareciera ser que a veces hubiera un equilibrio entre la desconsideración y la solidaridad de la gente. Llego así de sorpresa a Nelson, el mismo lugar desde donde salí hace justo 3 semanas, me encuentro con todos mis amigos que se sorprenden gratamente de mi llegada inesperada, dándole un cierre inesperado y por suerte con final feliz para mi viaje en bicicleta.

1 comentario:

  1. increíble historia!! me la leí completa, muchas gracias por escribir tu experiencia... Por mas viajes!
    Saludos

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