03. 11 - DE WESTPORT A GREYMOUTH – DÍA PERFECTO





Me despierta el teléfono a las 6 de la mañana con mi novia llamando desde Argentina. Medio somnoliento me comunico como puedo pasándole las novedades del viaje, luego sigo dormitando un rato más y disfrutando de estar en la cama. Entre vueltas me levanto a las 8, preparo un desayuno con té, tostadas, Nutella y huevos. Preparo mi equipaje, me despido de Juan y Nahuel que salen a saludarme, y a las 9.30 estoy pedaleando en la ruta. Al principio y como de costumbre en estos primeros días el cuerpo me duele bastante, pero entro en calor y agarro ritmo rápidamente. Tengo viento a favor y el terreno es plano así que en una hora y media ininterrumpida llego a Charleston, primer contacto con el mar de Tasmania en la mundialmente famosa “West Coast”, la costa oeste de la isla sur de Nueva Zelanda. Allí paro a comer unas galletas junto a la playa y sigo viaje. De ahí en adelante el camino empieza a ponerse bastante difícil, me alejo del mar y vuelvo a camino de montaña, subidas y bajadas muy pronunciadas, tengo algo de viento a favor pero igual cada subida pone a prueba los límites de mi resistencia. Luego de la enésima subida le sigue una bajada en la cual diviso de vuelta el mar, me sorprendo de lo alto que estoy, empiezo así a bajar velozmente y acercarme a la playa que es bellísima, muy salvaje, cientas de rocas salen del agua dándole a la West Coast su aspecto salvaje característico. El paisaje es increíble, me siento inmensamente feliz de estar pedaleando ahí, pongo un poco de música en los auriculares y la mezcla de todo me hace moquear un poco. Saco muchas fotos, voy recorriendo por la ruta junto a la playa muy tranquilo, paro a cada rato, impresionado por el color azul del mar, la arena blanca, todo el entorno. Paro a almorzar en un mirador con una vista increíble de la costa, se me acerca un holandés que viaja en una campervan con su hermano y sus respectivas esposas. Hablamos de mi viaje, del fútbol, de su princesa argentina Máxima Zorreguieta y su padre con pasado militar. Luego del almuerzo hago unos pocos kilómetros y llego a Punakaiki, en donde recorro las “Pancake Rocks”, que como su nombre en inglés lo indica son formaciones rocosas que se asemejan literalmente a panqueques apilados unos sobre otros. Saliendo de ahí me encuentro de casualidad con dos amigas que conocí en Nelson y que están viajando en bus. Van para Greymouth, así que quedamos en encontrarnos ahí a la noche. Conozco ahí también a un argentino con el cual charlamos un rato e intercambiamos historias. Dejo así el lugar y vuelvo a pedalear a la ruta. El viento es muy fuerte y a favor, con sol a pleno, así que condiciones perfectas para pedalear y disfrutar. Pocas subidas y bajadas, todo el tiempo junto al mar azul, lo disfruto muchísimo. Sin darme cuenta llego así a Greymouth, haciendo 40km en sólo 2 horas. Greymouth es muy pintoresco, hay amenaza de lluvia así que decido dormir de vuelta en hostel. Después de todo estas también son mis vacaciones, así que no escatimo en comodidades. El hostel tiene baño con bañera, así que me relajo en un baño de inmersión, como un bacán. A las 19 me como tres paquetes de noodles, me voy hasta la playa a ver un increíble atardecer, a la vuelta en el hostel me quedo charlando con un kiwi que viajó en bici como yo, así que intercambiamos historias y consejos. Chequeo mails, me encuentro de nuevo con mis amigas con quien charlamos por un rato, y nuevamente vencido por el sueño y cansancio me vengo a dormir a mi cuarto para cerrar un día que podría calificar como “perfecto”, siendo las 23 hs.

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