Martes 02.11 – DE OWEN RIVER A WESPORT – LIMTES A PRUEBA

La noche anterior, luego de terminar mi relato me acuesto a leer dentro de la carpa, a eso de las 19.00 me quedo dormido, y resulta que dormí hasta hoy a las 7, se ve que el primer día me agotó. Me despierta el frío a las 3 de la mañana, así que me meto en la bolsa de dormir y duermo como un tronco. Me despierto entonces a las 7, me duele absolutamente cada centímetro de mi cuerpo, la mitad por haber pedaleado ayer 110km, la otra mitad por haber dormido 12 hs en el piso de la carpa. Me levanto, hace bastante frío, silencio absoluto al lado del río, me preparo un termo de té, galletas y Nutella para desayunar. Luego de desayunar armo todo mi equipo sobre la bici y a las 8 ya estoy en la ruta pedaleando. Apenas empiezo a pedalear siento las piernas muy pesadas y fatigadas, mucho dolor de culo y rodillas, y tengo la impresión de que no voy a poder completar ni medio kilómetro. Por suerte luego de algunos minutos entro en calor y agarro buen ritmo de pedaleo. Atravieso un valle hermoso, custodiado en ambos lados por montañas repletas de bosques. La gran parte del primer tramo de 20km que hago son llanos, así que lo hago a muy buena velocidad y ritmo de pedaleo. A la hora de salir llego a Murchison, en donde me abastezco de agua y consulto por las disponibilidades existentes en los pueblos que siguen. Se me acerca un anciano muy simpático, me da indicaciones del camino y me desea muy buena suerte. Largo así de nuevo, empezando a bordear nuevamente un río azul cristalino, en medio de un valle increíble. La ruta empieza a subir y bajar con más intensidad, algunas subidas me cuestan bastante pero en ninguna de ellas caigo en la tentación de parar. Por suerte la recompensa luego de cada subida es por lo general una bajada equivalente en la cual me nutro de la dosis necesaria de adrenalina y descanso las piernas para la subida que seguramente le seguirá, parece ser una constante por las rutas de Nueva Zelanda. Las vistas y los paisajes son realmente imponentes, uno detrás del otro se suceden, el camino bordea todo el tiempo el Buller River, de un azul profundo y cristalino, rodeado de bosques. Con gran esfuerzo llego al mediodía a Inangahua Junction, logrando completar algo así como 70km en cuatro horas. Paro en una despensa, en la cual una mujer me reconoce por la camiseta de Argentina y me dice que me vio ayer en la ruta. Me compro dos sandwiches gigantes, pero al terminarlos me doy cuenta que ni me acariciaron el estómago así que me preparo dos paquetes de noodles con los cuales sí quedo definitivamente satisfecho. Me sorprendo con el hambre que me da andar en bicicleta todo el día, si antes pensaba que comía mucho, no es nada en comparación con lo que engullo cada día de pedaleada. Luego de almorzar, dormito un rato sentado en el sol haciendo la digestión, y arranco nuevamente a pedalear. Me quedan sólo 40km para llegar a Westport, los cuales en ese momento subestimo y supongo que puedo hacer en algo así como dos horas. Sin embargo una vez que arranco me sorprende un fuerte viento en contra, los primeros kilómetros se soportan, pero luego se hace muy difícil avanzar, hasta incluso en las bajadas. Llego al colmo de mi paciencia cuando en plena subida y con pleno viento en contra me choca una abeja en el casco, y en su aterrizaje no tiene mejor idea que picarme en el muslo. Le dedico una puteada a la abeja, el viento y todos sus antecesores. A la hora de haber salido no llevo más de 10km, menos de la mitad de lo que venía haciendo. Las condiciones me hacen ir muy despacio, y a todo esto se suma que me siento muy cansado. Por si todo no fuera poco, se empieza a nublar y al poco tiempo está lloviendo, bastante frío, así que panorama completo. Se me vienen a la mente muchas preguntas, sobre todo qué estoy haciendo ahí, deseo estar cómodo y caliente en mi casa, es inevitable pensarlo, pero saco fuerzas y voluntad -no sé de donde- para seguir pedaleando, no me doy por vencido tán fácil, después de todo recién es el segundo día de viaje. Luego de las inclemencias del tiempo llego en más de 4 horas a Westport, mojado, cansado, muerto de hambre y frío. Decido entonces alojarme en un hostel, me doy un baño caliente que disfruto como si no me hubiese bañado hace meses. Ceno dos platos gigantes de arroz, cuatro huevos y una lata de atún. El hostel es muy cálido y cómodo, así que me siento a descansar y escribir en un sofá frente a un hogar en donde hay un fuego a leña que reconforta el alma. Me estoy por ir a dormir cuando me encuentro con Juan y Nahuel, dos amigos que conocí en Nelson hace unas semanas y que están trabajando ahí en Westport. Nos quedamos charlando un rato, se asombran y me felicitan por mi travesía en bici. Hago lo posible para mantener los ojos abiertos pero el cansancio me gana, así que saludo a los chicos con un abrazo y me voy a disfrutar de una cama con colchón y sábanas limpias, siendo las 22 hs.








No hay comentarios:

Publicar un comentario